En este nuevo proyecto nos encontramos con una cocina abierta, muy luminosa, con una gran superficie sobre la que trabajar, y un techo abuhardillado con un encanto indiscutible. Y al tener este concepto abierto, es necesario fusionar muy bien la funcionalidad con la estética.
Uno de los requisitos que nos marcó el cliente, fue que todo aquello que pudiese quedar oculto dentro del mobiliario hasta el momento de su uso, permaneciera de este modo. Así, en el momento en el que no esté usando la cocina, debía quedar todo recogido e impoluto.
Esto lo conseguiremos mediante el uso de varios herrajes en determinadas zonas del armario, permitiendo que las puertas, una vez abiertas, puedan ocultarse en la estructura del mismo para conseguir que no sean un obstáculo para el tránsito en la cocina.
Básicamente la cocina se compone de dos masas: la zona de columnas situada en la pared principal de la cocina y la zona isla. Con esta composición conseguimos aprovechar al máximo tanto el almacenamiento, como el espacio disponible entre las dos zonas.
Es en la zona de columnas donde empleamos los herrajes mencionados anteriormente (ubicaremos una zona de pequeño electrodoméstico para su fácil uso diario) y en donde se destinamos el mayor almacenaje. La realizamos en madera oscura, aprovechando la gran cantidad de luz natural que hay en la estancia. Además, para transmitir una mayor ligereza y evitar que el conjunto resulte pesado visualmente, optamos por algunos módulos con vitrinas.
La zona isla será donde se ubique la gran superficie de trabajo. En ella se encuentran las aguas, los fuegos y una bancada de taburetes bastante amplia, para proporcionar dinamismo y facilitar la interactividad. Ya que el techo que tiene la habitación es abuhardillado y bastante alto, recurrimos a una campana extractora de superficie incorporada en la placa. De este modo, no dañamos la estética con tubos sobre la zona de cocción, sino que mediante la recirculación de la campana, obtendremos una óptima aspiración de los humos.
Es importante destacar, además, que no sólo instalamos en alto el horno y microondas, sino también el lavavajillas para, de esta manera, conseguir una mayor ergonomía y practicidad a la hora de usarlos. Y qué mejor que tener el lavavajillas en alto, sabiendo que es un electrodoméstico que usamos diariamente y varias veces en el día.
La gama de colores empleados en el diseño desprenden elegancia y sintonizan a la perfección con el resto de la vivienda y, por otro lado, hemos empleado materiales y tonalidades atemporales, que mantendrán su vigencia con el paso del tiempo, sin llegar a cansar al usuario.
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